La crisis sanitaria «nos ha traído restricciones que nos evitan viajar y realizar actividades de ocio, pero también la aceleración de la digitalización, del teletrabajo, de la compra online… Si la vacuna funciona, probablemente estamos exagerando el impacto que esto puede tener a largo plazo», explica Andreu.
Para Sanz, el cambio más importante se ha dado «en los hábitos de consumo y en el uso de tecnologías». Considera que «economía y salud son compatibles siempre que se sigan las normas y, excepto en sectores determinados donde se generan aglomeraciones, el resto de los negocios pueden funcionar bien, adquiriendo hábitos para evitar contactos directos«.
Andreu cree que la salud siempre debe estar por encima de la economía y que hay que estar preparados para las pandemias, que ocurren de manera cíclica. «En este caso, en Europa se ha gestionado deficientemente y en España no estábamos preparados porque nos encontrábamos muy endeudados y con una economía con poco valor añadido». El directivo asegura que «hay que ser conscientes de nuestra realidad y hacer los cambios de fondo suficientes para poder reaccionar mejor ante próximas pandemias«. Prevé bastantes disrupciones sociales y una regionalización que va a atraer sectores estratégicos, lo que generará más trabajo, pero también más ineficiencia y precios más altos. También vaticina una explosión de la biotecnología y de los skateholders.
Sanz también comparte la impresión de que la pandemia nos va a dejar un mundo más tecnológico, una subida de precios generalizada y un intento de traer la fabricación de vuelta a Europa.