Redacción TV

Conocimiento

Ana Martínez (Magaiz): «La base de la continuidad es el protocolo familiar»

Inmersión Talento

ana martinez magaiz empresa familiar talento 4

"Estamos vendiendo innovar como una cosa extraña, pero innovar es hacer cosas diferentes a como lo estás haciendo"

Inspiradora, trabajadora y apasionada, Ana Martínez es CEO de Magaiz y dirige esta histórica compañía familiar con optimismo y siendo amante de la innovación y el cambio.

Junto a Eva de Grado, directora de LHH, en este ‘Inmersión Talento’ conocemos más sobre Magaiz y la gestión personal y del talento que realizan.

Magaiz: el desarrollo y evolución de una empresa familiar atípica

Respuesta: Estamos vendiendo innovar como una cosa extraña, pero innovar es hacer cosas diferentes a como lo estás haciendo. Se consigue haciendo eso y planteándote en el día a día qué puedes hacer distinto y qué puedes aportar diferente. Hay que cuestionarse constantemente todo. El mejor ejemplo es un sketch que explica la innovación de la maleta con ruedas. En nuestro día a día podemos innovar, igual que en la empresa familiar.

R: Es apasionante, es un reto y es intenso. Al final, como en todas las familias, hay perfiles, intereses y momentos de vida de todo tipo. Yo he vivido la empresa familiar como la empresa que tenía mi padre y en la que, si era necesario, había que juntarse un sábado para meter facturas en los sobres. No te lo cuestionabas.

Jamás pensé en entrar en la empresa familiar. Pero, por motivos familiares, entré con 19 años. Para gestionar, al final tienes que ser consciente de para qué está la empresa y cuánto estás dispuesto a luchar. Hay conflictos, y hemos vivido momentos muy tensos porque Magaiz está compuesta por 4 familias sin parentesco entre sí y que se dotaron de unas reglas del juego, que para mi es algo básico en la empresa familiar.

En aquel entonces sólo había dos reglas: a la edad de jubilación tienes que salir de la operatoria y, segundo, sólo podía entrar un familiar por familia. Esas reglas que se dieron cuando todo iba bien, cuando hubo problemas se llevaron hasta sus últimas consecuencias. Ha sido muy duro y muy difícil pero creo que es la base para que estemos donde estamos hoy en día. Esto ha evolucionado. Nos hemos profesionalizado y hay un protocolo familiar donde las reglas están mucho más desarrolladas y establecidas de otra manera.

Innovación y gestión del talento, dos patas fundamentales

R: Para mi, la base de la continuidad es el protocolo familiar. Cuando en 2016 tenemos un punto de inflexión y decidimos acometer un protocolo familiar, ya más estandarizado, lo primero que hacemos es involucrar a todos los miembros de la familia. A ese protocolo acudieron los accionistas y futuros accionistas mayores de 18 años. Hay que trabajar el vínculo y el sentido de pertenencia. Da igual que estés dentro o fuera, vas a tener una responsabilidad sobre el legado que vas a recibir. Trabajar las futuras generaciones es una base fundamental.

R: Casa directamente. Desde mi posición, mi objetivo es poner las «luces largas». Y ahí está quién me va a suceder a mi, qué va a pasar en 10 años, etc. Mi deber es llevar la empresa hasta un punto, pero el testigo hay que pasarlo.

Igualmente, podemos seguir aportando desde la experiencia. Una vez que articulas todo el protocolo aparecen órganos de funcionamiento en la empresa que antes no existían. Por ejemplo, el consejo de familia, similar a uno de administración pero donde se tratan sólo temas familiares, y la asamblea familiar, donde se crea vínculo y se establece ese sentido de pertenencia.

Para los que vienen detrás me parece fundamental que trabajen fuera. A día de hoy, toda la 3ª generación, salvo un caso, están trabajando fuera y construyendo sus futuros. Así, en el momento en el que quepa la posibilidad o se les requiera, sean ellos los que decidan si les convence el proyecto y desean entrar. Es fundamental que aporten visión y pasión, no puedes tener a una persona dentro a la que no le gusta el proyecto o no quiere estar.

El papel de la formación en la trayectoria de Ana Martínez en Magaiz

R: Soy muy intensa, las cosas no se hacerlas a mitad. Pero es una forma de ver la vida que la tienes que transmitir a la organización. Si en algún momento deja de ilusionarme, será coherente dar un paso atrás. Todo tiene etapas y momentos. Pero sólo con pasión te conviertes en un kamikaze, sin formación no vas a ningún lado.

R: Una de las cosas que más añoro y echo en falta de mi carrera es que entré con 19 años en Magaiz y sigo aquí. Me hubiese encantado tener experiencias fuera. Valoras de otra manera lo que tienes dentro después de haber visto otras cosas. Y como yo lo echo de menos, intento de por todos los medios que no les pase a otras.

R: Sí, pero yo lo he suplido con la formación. Me toman el pelo porque dicen que soy «Doña Cursos». Si estás en un taller como cuando empezamos, o abres una ventana al mundo o mueres. Y mi ventana fue la formación. En aquel entonces toda la parte de administración fue para mi, y aunque en aquel entonces me cabreaba, me enriqueció mucho. Cuando apareció la primera prevención de riesgos también me formé en ello, y lo siguiente fue la ISO 9000.

Buscaba la experiencia que no había podido tener fuera en las formaciones que Zaragoza me ofrecía. Y ahora que estoy mentorizando a jóvenes, creo que hay que devolver a la sociedad lo que uno va recogiendo. Y yo también aprendo mucho de la gente joven.

R: Los protocolos familiares. Da terror enfrentarse a ellos y da miedo como padre y madre en ocasiones, pero la empresa familiar debe de asentarlos. Hay que creerse también que somos buenos y que se hacen cosas muy bien. Y tener esa ambición empresarial. Tenemos el reto de tener empresas grandes con el mundo global que viene. Creo que soy un poco idealista e igual que Asterix y Obelix tomaremos de la marmita para, por lo menos, intentarlo.