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María López Palacín: «Reciclar contribuye a la economía del país»

Mesa abierta

María López Palacín

Mesa Abierta: conversación en profundidad con un profesional destacado

María López Palacín repasa su trayectoria personal y la evolución de Industrias López Soriano, una empresa familiar ligada a la historia reciente de Zaragoza.

María López Palacín representa la tercera generación familiar al frente del Grupo Industrias López Soriano. Lo que empezó siendo un pequeño almacén de chatarra en el barrio de la Magdalena de Zaragoza es hoy un conglomerado de más de 40 empresas, con el reciclaje y la revalorización como principales líneas de negocio. Una evolución que habla del cambio que ha experimentado Aragón en los últimos 60 años, y que conoce bien esta directiva, muy involucrada en el tejido social y económico de la comunidad. De todo ello habló en la Mesa Abierta de Club Cámara, el formato de entrevistas en profundidad patrocinado por Kalibo Correduría de Seguros.

María López es gerente de Industrias López Soriano, pero también ha sido profesora de música en el Conservatorio J.R. Santa María, vicepresidenta de la Cámara de Comercio de Zaragoza, colaboradora en medios de comunicación… Además, desde 2005 es cónsul honoraria de Alemania en Zaragoza, fruto de su vinculación con dicho país, en el que trabajó durante un año.

VÍDEO COMPLETO | Entrevista a María López Palacín

La cuestión de la formación musical no es anecdótica, ya que habla de una personalidad tenaz, capaz de compaginar los estudios de Empresariales en la Universidad de Zaragoza con el Título Superior de Solfeo del Conservatorio Superior de Música de Zaragoza. «Todos los que estudiamos música por aquella época teníamos claro la necesidad de formarnos en otra materia, porque en este país es muy difícil vivir solo de la música, y más de la clásica», cuenta. De la música extrajo además una valiosa experiencia: «Aquellos ocho años en la docencia me enriquecieron mucho, porque tenía en clase alumnos de muy diversa edad, incluso padres e hijos, y eso te hace adquirir una pedagogía que luego puedes aplicar a la empresa».

El origen de Industrias López Soriano se remonta a los años 50, y tiene como punto de partida una decisión vital de los abuelos paternos de María: vendieron su casa en Daroca y se mudaron a Zaragoza, donde compraron un pequeño local en la Magdalena para dedicarse a la chatarrería. A base de duro trabajo, fueron creciendo, en un proceso del que López destaca algunos hitos: alcanzar el volumen suficiente para vender directamente a siderurgias, lo que les hizo mayoristas y les permitió comprar grandes piezas, como barcos -«Mi padre y mi tío viajaban siendo aún menores de edad para negociarlos», apunta-; trasladarse de su emplazamiento original a un local más grande en el paseo Echegaray y Caballero, para luego recalar en sus instalaciones en la carretera de Castellón, donde aún hoy están las oficinas centrales –«Estos cambios hablan de la historia empresarial de Zaragoza, un relato que se va perdiendo, pero que va unido a la evolución de la ciudad»-; ganar el concurso para gestionar los residuos de la entonces Base Americana –«Venían de grandes empresas a comprarnos las lavadoras para desmontarlas y ver cómo funcionaban, eso explica por qué luego Zaragoza fue referente en fabricación de electrodomésticos», rememora-.

María López, de Industrias López Soriano, durante la Mesa Abierta. Fotos y vídeos: Arturo Gascón

Este crecimiento sostenido ha tenido como base la política empresarial de «no repartir dividendos, sino reinvertir». Así, en los años 80 dieron nuevos pasos, como comprar una empresa del sector en el polígono Cogullada, montar una división para dar servicio a la factoría de Opel en Figueruelas… Con el cambio de siglo llegó la apuesta por la diversificación, con la especialización en el sector del reciclaje a raíz de las normativas europeas que empujaban en este sentido.

María López destaca que la solidez de Industrias López Soriano se asienta sobre «el esfuerzo común de toda la familia». «No nos importa mancharnos las manos y estar sobre el terreno para tenerlo todo controlado. Lo mismo coges un escobón que negocias con un director general. Eso nos hace tener el respeto de los trabajadores, porque ven nuestro esfuerzo y que entendemos del negocio. Estamos codo con codo con nuestra gente, no nos quedamos en la oficina solo a atender papeleo y números».

Como buena conocedora del sector del reciclaje, López lamenta que a la normativa europea se han superpuesto la legislación nacional, autonómica e incluso local. «Cada nivel es más restrictivo del anterior, exige autorizaciones varias y un proceso burocrático que dificulta todo el proceso», explica. A pesar de ello, es una gran defensora de la reutilización, y recuerda que los ciudadanos pagan por ello a través de la ecotasa, por lo que son los primeros interesados en que se haga bien. «Todo lo que no va por el circuito regulado contamina más, ya que lo primero que hacen es tirar lo que no pueden aprovechar, que suele ser lo más tóxico. Por eso hay que utilizar los puntos limpios, que pagamos con nuestros impuestos», explica. Por esta misma razón, también es importante la separación previa de materiales que se hace en los hogares, ya que «cuanto mejor llegue a las instalaciones de las plantas de reciclaje, más facilita el proceso y menos riesgo tienen de averiarse las máquinas».

María López destaca que el reciclaje por los circuitos autorizados es un proceso muy controlado a través de auditorias. «En nuestro caso, el 98% de lo que entra en nuestras plantas se recicla como materia prima secundaria, así que solo un 2% acaba en un vertedero. Reciclar es una forma de contribuir a la economía del país, ya que España es deficitaria en muchas materias primas».

Compromiso con la sociedad

El compromiso con la sociedad y la economía aragonesa de María López se materializó en su paso por el Comité Ejecutivo de Cámara Zaragoza, entre los años 2002 a 2018, primero como vicepresidenta segunda y luego como vicepresidenta primera. «Entré con 31 años en el pleno, estaba entre los miembros más jóvenes en aquel momento. Se destacó entonces que era la primera mujer en ocupar ese puesto, pero también fue muy importante que el Comité lo integráramos nueve empresarios en activo, lo que hacía que conociéramos de primera mano las necesidades reales del tejido económico».

López recuerda que entonces solo el 17% de los empresarios de la provincia usaban los servicios de la Cámara. «Nos fijamos como objetivos prioritarios dar visibilidad a la Cámara, que tenía muy poca, e impulsar la Feria de Muestras, que hoy es un puntal de la economía aragonesa, pero en aquella época solo abría 26 días al año». Un cambio que, remarca, «ha ido unido a la trayectoria de Manuel Teruel como presidente de la Cámara».

Tras dejar sus cargos en la institución cameral, López se incorporó a Arame (Asociación Aragonesa de Mujeres Empresarias) y Aefa (Asociación de la Empresa Familiar de Aragón), dos organizaciones «que tendrán sentido mientras haya algo que reivindicar». Así, «el día que tengamos un tratamiento igual al resto de empresarios, nos podremos juntar solo como un grupo de amigas, pero mientras tanto…». Otro ejemplo de la implicación de López es el impulso dado a los Premios Responsabilidad Social Corporativa Pedrola, desde su posición de empresa pionera en el Polígono El Pradillo de la localidad: «Son unos galardones organizados por un pueblo, pero no son unos premios de pueblo. Tienen un prestigio que les ha llevado a estar reconocidos por el Instituto Aragonés de Fomento», destaca.

María López se muestra orgullosa de continuar el legado familiar de Industrias López Soriano. «Las empresas familiares tenemos la oportunidad de ver cómo pasan por ellas generaciones de trabajadores, y la mejor señal de que lo estamos haciendo bien es que un empleado te diga que quiere que sus hijos entren a trabajar con nosotros».