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Miguel García Lapresta (ZINNAE) y la incidencia en la economía de los riesgos climáticos

Conversaciones

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Descubre este 'Conversaciones' entre directivos del sector

"España ha pasado de ser un país muy vulnerable en torno a la escasez de agua a ser uno de los más garantistas del mundo y esto se ha conseguido con el esfuerzo de todos"

Aragón tiene un sistema productivo altamente dependiente del agua y los riesgos climáticos como las sequías suponen una amenaza para la actividad económica de nuestra región. Desde ZINNAE, clúster para el uso eficiente del agua, reúnen una dilatada experiencia en la planificación hidrológica y en el diseño de sistemas de gestión de riesgos climáticos.

En este ‘Conversaciones‘ junto a Miguel García Lapresta, vicepresidente del clúster ZINNAE, analizamos los riesgos climáticos y la incidencia en la economía aragonesa con el agua como actor principal.

El papel de ZINNAE, el clúster para el uso eficiente del agua en Aragón

Ramón Añaños: Tenemos algunos sectores económicos estratégicos en Aragón que de una u otra manera dependen del agua, un recurso que no podemos dar por sentado que vayamos a tener en el futuro de manera ilimitada.

M.G.L: Lo estamos viendo ahora mismo. Estamos en medio de una sequía duradera e intensa y a la vez, justo cuando pensábamos que nos venían ‘muy mal dadas’, tenemos un verano excepcionalmente lluvioso con inundaciones. Estamos viendo que los riesgos en relación con la disponibilidad del agua son grandes.

R.A.: ¿Qué es el clúster ZINNAE y cuáles son vuestros objetivos y líneas de actuación?

M.G.L: ZINNAE es un clúster de nueva generación; son organizaciones regionales. Aglutinamos a gran parte del sector empresarial, entre ellas grandes empresas, algunas de carácter multinacional con sede en Aragón, empresas pequeñas y microempresas, etc. Tenemos también a las administraciones en los tres niveles: estatal con la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), autonómica y regional y a la local a través del Ayuntamiento de Zaragoza. Además, hay universidades y centros de investigación y también tenemos organizaciones no gubernamentales y entidades como la Cámara de Comercio o la Feria de Zaragoza. Los nuevos clústers como ZINNAE intentamos aglutinar todas las fuerzas y grupos de interés.

En España, que somos un país árido y en proceso de desertificación, cualquier sequía a principios de los años 20 del siglo pasado tenía unas consecuencias tremendas. Poco a poco España ha pasado de ser un país muy vulnerable en torno a la escasez de agua a ser uno de los más garantistas del mundo y esto se ha conseguido con el esfuerzo de todos. Y en ZINNAE pretendemos ser una entidad que aglutine los intereses regionales de Aragón en torno al agua para tener las mayores garantías de disponibilidad y de calidad del servicio.

R.A.: ¿Qué sectores productivos son particularmente sensibles respecto al agua?

M.G.L: En primer lugar está el agroalimentario. Aragón, con poco más de 2 millones de habitantes, produce alimentos para más de 8 millones. En este sentido, el sector agroalimentario sería el que más dependencia tiene del agua. Ahora bien, el agua forma parte de todo y las cadenas de valor y suministro que se establecen están tan interrelacionadas que pocos sectores escapan de esa dependencia del agua.

El cambio climático y sus riesgos para la economía y las personas

R.A.: ¿Qué riesgos afrontamos con el cambio climático?

M.G.L.: El cambio climático tiene dos componentes. Uno es el calentamiento global que es, digamos, la parte menos perceptible porque es progresiva. Y el otro aspecto del cambio climático es la variabilidad climática, la cual está creciendo mucho porque estamos incorporando más agua al sistema y además estamos incorporando más temperatura. Esto supone más torrencialidad pese a que el ciclo del agua se mantenga en unas cifras constantes. Estos cambios nos hacen muy vulnerables a aspectos como las sequías, las inundaciones o las olas de calor.

Partimos de unos patrones de lluvia relativamente estables hasta hace pocos años, de manera que en la agricultura eran esperables los ciclos de lluvia y en función de eso se hacían las cosechas. Hoy en día esa variabilidad climática hace que esto no sea así, haciendo que la agricultura cada vez tenga mayores riesgos de inversión y dilatando los tiempos de rentabilidad y retorno.

R.A.: ¿De qué manera es posible evaluar estos riesgos dentro de una cierta incertidumbre?

M.G.L.: Ante una gran incertidumbre respecto a la presencia de agua, la mejor herramienta es la planificación hidrológica. En este sentido, España fue uno de los primeros países que empezó a hacer una planificación hidrológica y ha sido ejemplo para muchos otros. Planificar es la mejor manera que hay pero, ante esta variabilidad que existe, la regulación es un elemento vital. En la naturaleza, la principal regulación se realiza mediante las aguas subterráneas las cuales suponen cerca del 99% del agua económica disponible. Por otra parte, los embalses y las grandes presas en España ya están hechas y cada vez la construcción de nuevos embalses es menos rentable y, además, suscita mayor polarización social.

Los planes hidrológicos incorporan dos herramientas adicionales de alto valor social como son los planes especiales de sequía con protocolos de actuación para que los impactos sean menores y, por otro lado, los planes especiales de riesgos de inundación que evitan el otro gran riesgo climático que afecta tanto a la economía como a las vidas humanas y bienes de difícil recuperación.

Y como tercer riesgo climático estarían las olas de calor que. además de la afección directa sobre la salud humana, tiene una afección directa sobre el riesgo de incendios, algunos de los cuales no se pueden apagar con agua. Y estos incendios destruyen elementos muy activos del ciclo del agua.

Sequías e incendios: un peligro muy a tener en cuenta en los últimos años

R.A.: Hemos visto en lugares como California que algunas aseguradoras se han retirado del mercado de seguros de hogar porque no se sienten capaces de evaluar los riesgos para el patrimonio derivado de incendios forestales…

M.G.L.: Hasta tal punto que el consorcio de seguros, creo recordar que en el año 2015, dijo que entre 2010 y 2015 habían tenido muchos más gastos que en toda la historia anterior acumulada. Y cada vez hay más dinero de la economía productiva que tiene que trasladarse a paliar los efectos de los desastres naturales. Necesitamos renovar infraestructuras, probablemente con un enfoque más respetuoso con el medioambiente, pero las compañías de seguros no saben qué hacer.

Siempre se ha dicho que los incendios se apagan en invierno con una adecuada gestión forestal. Al final se trata de prevenir, pero esto requiere más presencia humana en las zonas rurales, naturales. Por esto las políticas territoriales no es una cuestión de cómo nos repartimos sino de supervivencia.

R.A.: ¿En qué sectores estratégicos la sequía es una amenaza cierta y qué medidas de prevención y medidas están aplicando las empresas de cada sector?

M.G.L.: Creo que los riesgos climáticos no se están gestionando adecuadamente. La OCD sacó hace unos años un manual para mejorar nuestras vidas a través de la gestión del agua y decían que el único enfoque viable para prevenir el cambio climático es un enfoque de gestión de riesgos. Este enfoque tiene un doble vía. Por un lado está el (IPCC) es el principal órgano internacional encargado de evaluar el conocimiento sobre el cambio climático. Esto es ‘regionalizable’ ya que en España tenemos el Centro de Estudios Hidrográficos, que en 2017 hizo una evaluación de cuáles son los escenarios de cambio climático para España y, en función de esto, lanza esta información a diferentes entidades para que la gestión.

Y aquí cada sector ha de hacer su análisis de vulnerabilidad dentro de cada escenario. Tiene que saber cuáles son sus cadenas de suministro y de valor de manera que sean capaces de atender su blindaje. En este sentido es cierto que el sector de la agricultura es el que menos margen de actuación tiene. Y en todo esto hay que incorporar a la juventud, que son los que van a tener que afrontar muchos de estos cambios y es necesario que sean conscientes de los riesgos existentes.