Vicky Calavia: «Me gusta descubrir un tesoro, investigarlo, ponerlo en valor y darlo a conocer»

De la industria cultural se habló en esta Mesa Abierta patrocinada por Kalibo. A Vicky Calavia le gustaba el cine desde pequeña, pero no se imaginaba que eso fuera una profesión y en Zaragoza no había ningún estudio relacionado con el tema. «Yo pensaba hacer una carrera universitaria como mis hermanas y trabajar en eso, pero la vida me llevó por otros derroteros. Me gustaban mucho las matemáticas y soñaba con ser astrofísica. Al final me metí a veterinaria», explica. Pero no acabó la carrera porque el cine se cruzó en su camino. «Fue a raíz de un grupo de gente que se reunía en un bar a ver películas y hablar de cine. Se hacían llamar «Sin retorno films» y fue mi no retorno del mundo del cine«. Después conoció a Javier Paricio, que daba un posgrado llamado ‘El lenguaje de la emoción’ y «aprendí todo lo que sé». Estos estudios sumados a su curiosidad innata, la lectura de libros, el visionado de películas y sus salidas fuera de Zaragoza, sobre todo a Barcelona, terminaron de conformar a la profesional.

«Yo quería vivir en Zaragoza y quería traer las cosas que veía en otros sitios. He tenido vocación de dar clases, de gestora cultural y programadora, de hacer documentales para rescatar a figuras que nadie conoce… Me gusta descubrir un tesoro, investigarlo, ponerlo en valor y darlo a conocer«. Calavia reconoce que los tiempos han cambiado mucho. Los jóvenes de ahora cuentan con muchos más medios que en su época: internet, facultades de Comunicación, CPA, televisión autonómica, productoras, ayudas audiovisuales, becas… «Además ahora hay referentes locales más cercanos. Eso es muy importante para animarse a hacer cosas».

La falta de programas rompedores en Zaragoza, como los que había antes, y la financiación fueron otros temas que ocuparon la conversación. «Algo mainstream tiene mucha más visibilidad y se rentabiliza mejor, como pueden ser los premios Feroz. Son eventos caros, con presupuesto alto. Pero no hay que abandonar el resto de proyectos«, señala.

Calavia explicó la diferencia entre España -donde la financiación suele ser pública- con Estados Unidos -donde intervienen las marcas privadas-, así como las diferentes formas de colaboración existentes entre empresas y mundo audiovisual. También habló sobre el empleo en el sector audiovisual, que cada vez genera más puestos de trabajo. «Aragón va un poco retrasado porque hemos tardado en darle forma a la industria».

Uno de los proyectos más consolidados de Calavia es ‘La mirada tabú‘, un festival que nació en la Sala López hace 12 años, «buscando algo que contara cosas diferentes y a día de hoy no hay nada parecido en todo el mundo». Para Calavia, la clave está «en creer en lo que haces y esforzarse y, siendo chica, no tener miedo de dirigir a un equipo de hombres (al principio no había mujeres casi)». Empezó como documentalista de otros realizadores y productores. «Me gustaba la documentación de biblioteca. Documenté a 50 personajes ilustres aragoneses para una serie de Aragón Televisión.  Y ahí me di cuenta de que en la lista había solo 4 o 5 mujeres y me llamaron mucho la atención. Yo ya había hecho algún documental y quise rescatar a estas mujeres  a las que nadie conocía. Empecé con ésas y añadí otras que fui encontrando». Así es como se ha convertido en una reconocida documentalista y algunos de sus trabajos están en Filmin, como el de María Moliner, el de María Domínguez, el de mujeres LGTB…

La directora también habló sobre la importancia del asociacionismo para hacer fuerte al sector. Por eso ha pertenecido a CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales), a la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas, APROAR (Asociación de Productores Independientes Audiovisuales de Aragón), Procura (Profesionales de la Cultura en Aragón) y el Clúster Audiovisual de Aragón, una agrupación en cuya formación ha colaborado el Consejo de Cámaras de Aragón y que pretende aunar esfuerzos y ganar peso a nivel nacional.